Decídete

Yo te entiendo, soy indecisa. No sé si está en mis genes o nunca desarrollé esa mágica habilidad de tomar decisiones sin sentirme culpable o insegura. Pido opiniones a diestra y siniestra antes de decidirme por algo; sí, me da miedo regarla y no poder arreglarlo, me da miedo que una pequeña decisión cambie el rumbo de mi vida. Dramática, ya sé. 


Hay decisiones que tomo por presión que yo misma me puse, otras que tomo porque siento que es lo que se espera de mi y hay una sección especial de decisiones que tomo porque son lo que me hace feliz y esas siempre son las más difíciles de tomar pero las que más plena me hacen sentir. Normalmente decidirse por la opción que más feliz te va a hacer te pone en una situación difícil y por eso es raro que  la escojamos, es difícil porque normalmente lo que nosotros queremos nos aleja de lo que percibimos como "lo que tenemos que hacer". A veces me privo de cosas que me gustaría hacer porque se interponen en mis metas a largo plazo, quiero graduarme rápido y lo priorizo al punto en que no me permito disfrutar mi etapa universitaria por intentar lograr en mayor avance académico; el problema está en que si no lo hago me siento culpable. 
De vez en cuando me obligo a tomar decisiones en pro de lo que me hace feliz aunque no sea lo que me haga llegar a mis metas a largo plazo más rápido. Las decisiones son difíciles de tomar porque lo que suceda a partir de eso está directamente relacionado con la decisión que tú hiciste y por eso es importante estar seguro pero tampoco te martirices sobreanalizando todo. Sí escogiste lo que te hizo sentir mejor lograste lo que muchos no: estar presente y priorizarlo porque lo que importa es como te sientes EN EL MOMENTO, no antes, no después.


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